¿Cuándo está indicado tomar medicación?

Hay pacientes que en el inicio de la terapia me plantean su miedo a tomar medicación, es decir, miedo a necesitar psicofármacos. Existen muchos tabúes al respecto y creencias falsas: “Los ansiolíticos seguro que me dejan atontado” “Si tomo medicación ya no voy a poder continuar con mi vida actual porque estaré todo el día adormilado, como si estuviera drogado…”, etc. No en todos los casos la medicación está indicada ni es necesaria. Existen muchos casos diferentes y muchas particularidades, por lo que en este artículo voy a tratar de resumir y generalizar casos (pero siempre habrá que estudiar el caso de manera individual para poder tener en cuenta todos los aspectos del paciente y aconsejar así adecuadamente).

La psicoterapia en sí, es el tratamiento de los problemas o focos de conflicto del paciente mediante pautas y ejercicios que se realizan tanto dentro de consulta como fuera de la misma. En ocasiones, se comienza la terapia y se observa que el individuo no consigue lograr una mejoría. Esto puede suceder por varias razones:

-Porque no haga las cosas que se le indican y no aplique las herramientas enseñadas en consulta.

– Porque fisiológicamente tenga una deficiencia de algún neurotransmisor (acetilcolina, serotonina, GABA, noradrenalina, dopamina) que le impida mejorar y alcanzar el bienestar.

-Porque la situación que viva sea de una gravedad tal, que supere la capacidad de afrontamiento o resolución del problema.

Es en este segundo y tercer caso cuando la medicación es conveniente ya que los psicofármacos proporcionarán un gran alivio de los síntomas y la persona podrá avanzar de manera mucho más rápida en la terapia puesto que así se encontrará en condiciones óptimas para continuar las sesiones. Es muy importante señalar que nunca será un psicólogo quien recete una medicación. Esta tarea siempre será del psiquiatra: indicar la medicación apropiada y ajustarla al paciente en cada caso.

Afortunadamente contamos con psicofármacos muy avanzados y con grandes especialistas que ayudarán a que no se genere dependencia de la medicación, que proporcione los menores efectos secundarios posibles, que no interfiera con otras medicaciones que tome el paciente, etc.

Surge también mucha duda con la duración del tratamiento y la retirada del mismo. Aquí hay que tener en cuenta que los psicofármacos no son como los fármacos que se pueden tomar para un dolor de muelas o una molestia de estómago.

Es fundamental saber que, una vez se inicia un tratamiento psicofarmacológico (indicado por el psiquiatra), el paciente debe tomar ese tratamiento durante todo el períod que le indique el médico (aunque al cabo del mes ya los síntomas hayan desaparecido) y jamás se hará una interrupción del mismo porque esto podría provocar un efecto rebote en el paciente y además es una forma de desestabilizar y alterar el sistema nervioso (SN). La retirada, la efectuará el psiquiatra cuando estime conveniente y siempre de manera gradual de forma que el proceso de eliminación de la medicación sea lento y seguro para el SN.

Podríamos clasificar en tres grandes grupos los principales psicofármacos:

-Ansiolíticos: se emplean fundamentalmente en tratamientos de ansiedad (los más usados son las benzodiazepinas y la buspirona).

-Antidepresivos: se utilizan en tratamientos de depresión en todas sus formas.

-Antipsicóticos: se usan en tratamientos de psicosis como puede ser la esquizofrenia, psicosis tóxica, psicosis bipolar, delirios, agitación.

Por último comentar que los psicofármacos son una buena ayuda cuando realmente se precisan, pero, no olvidemos que el objetivo es la retirada de los mismos cuando el psiquiatra estime conveniente (a no ser que tengamos una psicopatología crónica). Para que la eliminación de los fármacos sea exitosa, el paciente ha debido trabajar mientras tanto en consulta, aquellos problemas que le perturben y debe haber adquirido durante la terapia psicológica habilidades y destrezas suficientes como para poder avanzar solo en el camino: sin psicofármacos ni terapia.

Cuidar nuestras emociones y nuestro estado de ánimo es una tarea personal, individual. Cada uno sabe lo que siente y cómo lo siente. Cada individuo conoce perfectamente el grado de sufrimiento que puede arrastrar y cuáles son sus límites. Por eso, estar pendiente de mimar nuestro sistema nervioso (parte encargada de mantener un equilibrio emocional) es un ejercicio que no debemos olvidar.

 -Psicólogos Murcia- Raquel Sastre. Psicóloga Murcia