Reencuentros…un viaje en el tiempo

reencuentros

El artículo que escribo hoy para mi blog, va referido a los reencuentros de amistades tempranas y la importancia que éstas tienen en la vida del ser humano.

Hace apenas unas semanas, una muy buena amiga de la infancia, contactó conmigo avisándome de la existencia de un grupo de Whatsapp donde se encontraban todos nuestros amigos de la etapa escolar (toda la EGB). En éste, estaban todas aquellas personas que habían pasado de una forma u otra por mi vida, de manera más o menos intensa, gente que aproximadamente hacía unos 26 años con la que no contactaba. En este grupo, cada uno de nosotros nos encontrábamos con muchos recuerdos en la memoria y con muchas ganas de compartirlos. Cada uno tenía su granito de arena que aportar. Me encontré con personas que han seguido pasos parecidos a los míos, otras que han tomado otros caminos… pero todos, con una historia común.

Profesores, aulas, recreos, juegos, confidencias, clases y más clases….tantas vivencias, tantas situaciones que, la alegría del reencuentro, es inmensa. Es como si pudieras viajar por un instante a esos momentos en los que eras un niño. Recordar de una forma tan clara y con tantos detalles cada una de las hazañas, permite volver a la niñez y hasta casi puedes visualizarte de nuevo con ese uniforme, esas primeras salidas, esas conversaciones de pre-adolescencia…Todo huele a buenos momentos. Todo tan intenso… Los recuerdos de la infancia-adolescencia se almacenan en nuestro cerebro como puertas que se quedan entornadas, como anclajes muy poderosos y fuertes a un pasado emocional a los que accedemos para recordar los días felices.

… Y es que…, qué bonito es pensar en las vivencias de la etapa escolar, puesto que, uno puede hacer muchos amigos y de diferentes clases durante la vida, pero, los amigos de la infancia siempre tienen  un matiz que les hace especiales, muy especiales. Cuando somos niños conseguimos hacer amigos con relativa facilidad. Los objetivos en esta etapa son simples, básicos, sencillos: pasarlo bien, divertirse, reír, descubrir el mundo a través de miles de nuevas experiencias de distinta índole, crecer hacia la independencia como ser humano…

Por suerte además, los sentimientos tales como la envidia o el rencor, en la infancia, no trabajan con la intensidad que lo hacen en la vida adulta, así que, esto es un facilitador para que se vivan las relaciones de amistad de una forma más pura, más sincera, más transparente, más intensa y más llena de complicidad; todas las vivencias van dejando huella en la mente y en el recuerdo de una forma muy particular.

En psicología se denomina “grupo de pares” a aquellas amistades que se forman en la niñez y en la adolescencia. Gracias a éste, somos lo que somos, somos quienes somos. Se comparten, se forjan y se aprenden ideas y valores dando entonces lugar a algunos de los primeros cimientos que forman nuestra personalidad.

Es en esta etapa de vida donde aprendemos muchos conceptos fundamentales del comportamiento social, como por ejemplo la responsabilidad frente al otro, a ser confiados y a mostrar que pueden confiar en nosotros mismos, etc. No olvidamos por supuesto el papel fundamental de la amistad para la autoestima. A través de simples juegos o de ciertas conversaciones, los demás nos demostraban que eras una persona importante. Ser elegido primero para jugar, ser buscado para que diéramos algún consejo o simplemente la búsqueda de otra persona para que compartieses tiempo, sueños, confidencias, alegrías, historias…

Muchos estudios afirman que, tener compañeros de juego en la infancia favorece que los niños sean más seguros de sí mismos, tengan mejores habilidades sociales y tengan una capacidad mucho mayor para poder regular las emociones en la edad adulta. También está relacionado con un mejor rendimiento académico y una mayor creatividad. Hay que tener en cuenta que si un niño es feliz y crece en un ambiente sano, la atención y la memorización se darán con mucha más facilidad y por lo tanto, los resultados en los estudios serán mejores que cuando esto no sucede.

reencuentros con amigos

Aprovecho este medio para dar las gracias a todos y cada uno de los que habéis formado parte de mi historia, de mi infancia y adolescencia. De cada uno de vosotros, aprendí.

Por supuesto agradecer también el reencuentro, que tal y como indico en el título de este artículo, es para mí un maravilloso viaje en el tiempo a momentos inolvidables.

“Sólo nos separamos para reencontrarnos” (John Gay).

 Artículo escrito por: Raquel Sastre Psicóloga.