Quedar con gente, es pasar un calvario

gente

“Hablar con la gente me provoca mucha ansiedad…”  Así iniciaría su diálogo en consulta un paciente con un Trastorno de Ansiedad Social (TAS) (también conocido como Fobia Social). Veamos un ejemplo ficticio:

Carlos 28 años, nacido en Murcia, con complexión atlética, sin pareja, administrativo de una gran empresa, vive con sus padres, es el mayor de 3 hermanos y no tiene hobbies, su único entretenimiento es navegar por internet.

“Me han llamado mis amigos para quedar; ya no tengo más excusas que poner para evitar la situación! Siempre me invento que no puedo ir por el trabajo o porque he quedado con otras personas…. Creo que se están empezando a hartar de mis evasivas. Quiero quedar con ellos, pero me provoca un miedo terrible. Me genera mucha ansiedad.”

“La verdad es que esta situación es insoportable. Desde hace tiempo, para poder hablar con la gente y no sentir vergüenza, necesito beber al menos cinco cervezas y un par de copas de vino. Antes de reunirme con gente, voy a casa, me tomo varios botes de cerveza de golpe y, si hay vino abierto, me pongo un par de copas. Es la única forma de sentirme con fuerzas para poder enfrentarme a la situación. Solemos quedar en el mismo bar, y yo procuro llegar un poco antes de la hora para pedirme alguna cerveza más y así mantener el nivel necesario para poder desenvolverme. Cuando no hago esto, soy incapaz de soportar la situación. Me encuentro muy tenso, me sudan las manos y las axilas, el corazón me late muy deprisa y me pongo rojo. Me agobia que los demás se den cuenta de lo que me pasa o de cómo estoy reaccionando”.

“Sé que lo que voy puedo contar no es interesante para nadie, por eso prefiero no hablar. Realmente me siento inferior a los demás, creo que no voy a ser capaz de hacer determinadas cosas. Tengo pánico a que puedan preguntarme algo y no saber contestar. Todo el mundo habla con fluidez, con gracia, y eso a mí, no me sale. Esto me hace sentir muy mal, creo que mi autoestima está por los suelos, estoy desesperado, me considero un bicho raro. Cada día paso más tiempo solo y procuro evitar a toda costa relacionarme con gente. No me atrevo a hablar porque creo que mis opiniones no importan. Me causa horror no saber contestar o dar mi opinión sobre los temas que no domino.

Me da pena no ser capaz de comunicar todo lo que sé sobre tecnología, informática o política. Si tengo que hablar con una sola persona a solas no sé cómo iniciar una conversación ni cómo manejar los silencios. Cuando mejor me siento es en mi puesto de trabajo… como soy administrativo no tengo que hablar con casi nadie. “

 “Todo esto me está aislando cada vez más, tengo miedo de quedarme solo, por eso he decidido venir a una psicóloga.”

“No pido nada del otro mundo, sólo quiero poder relacionarme con la gente igual que el resto. Poder hablar sin miedo, que la gente tengan en cuenta mis opiniones y que no piensen que no valgo para nada.”

miradas

Siempre que se incluye la palabra “Fobia” estamos hablando de un tipo especial de miedo. En concreto, en el TAS existe un miedo constante a enfrentarse a situaciones sociales puesto que existe la creencia de que estas reuniones con personas van a resultar embarazosas y negativas. Ante este temor, el cuerpo reacciona con sudoración excesiva, palpitaciones, ruborización, sequedad de boca, falta de concentración, náuseas, etc. Suele estar acompañado de un uso de alcohol y/o drogas para aliviar o camuflar estos síntomas citados anteriormente y además de esta forma se reúne valor para afrontar la situación y se logra la desinhibición

Cuando toda esta problemática se mantiene en el tiempo, se llevan a cabo diferentes ejercicios para eliminar este miedo irracional a relacionarse con las personas; veamos algunos de ellos:

-Reducir la ansiedad mediante técnicas de relajación, ejercicio físico y eliminación de excitantes (cafeína, teobromina, teína, etc.).

-Control del pensamiento anticipatorio, es decir, trabajar las ideas que se tienen justo en los momentos previos a exponerse a estar en un grupo, para que así la persona pueda ir a esa reunión social sin ansiedad.

-Aprender a iniciar, mantener y finalizar una conversación (ya sea con personas conocidas como con personas desconocidas). En este punto se enseña tanto a la expresión oral como a manejar adecuadamente el lenguaje no verbal.

-Hacer exposiciones graduales (en orden de menor a mayor intensidad) de situaciones que sean incómodas, explicando previamente herramientas para enfrentarse a ellas. Por ejemplo, se empezaría tratando de hablar más entre familiares o personas muy cercanas, y se trataría de iniciar con conversaciones con contenido neutro y continuar con charlas sobre temas más profundos y finalizar hablando de emociones o dar opiniones más personales. Este ejercicio se extiende hasta llegar a poder hablar en grupos de personas que sean más desconocidas.

-Mantener una actitud activa y participativa en cada una de las reuniones sociales que se tengan, puesto que cada encuentro social es una oportunidad para aprender y pulir las herramientas que se van enseñando en terapia.

Es importante diferenciar entre timidez y fobia social. La timidez es un estado de ánimo que afecta a las relaciones sociales. No olvidemos que, una persona que padezca fobia social, no tiene necesariamente por qué ser tímida.

“…lo fácil ya lo hice, lo difícil lo estoy haciendo y lo imposible lo lograré…”

camino