Ebriorexia: la obsesión de adelgazar con alcohol

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Del grupo de los trastornos de la conducta alimentaria emerge una nueva patología: la ebriorexia, alcohorexia o drunkorexia (como es conocida en los países anglosajones).

Se trata de un trastorno alimenticio en el cual hay una pérdida importante de peso. Esta bajada de peso se produce por el abuso de las bebidas alcohólicas y a la vez por  llevar a cabo atracones de comida o restricciones alimentarias (es decir, dejan de comer) o ambas conductas a la vez (suprimir la comida de manera constante pero también haciendo ingestas masivas de alimento de manera puntual).

Las personas que padecen ebriorexia hacen una compensación eliminando las calorías que les aportaría una comida, un desayuno o una cena, por las calorías que posee el alcohol. El objetivo que persiguen a toda costa es dejar de comer para poder ingerir todo el alcohol que quieran sin que esto influya en su peso.

Es frecuente que los individuos que poseen ebriorexia tengan también episodios de bulimia (es decir, vomitar tras la ingesta masiva de alcohol para evitar así ganar peso).

Se cree que esta problemática puede haberse desarrollado porque un grupo de actrices de Hollywood se mostraban ante los medios de comunicación y revistas siempre muy delgadas a pesar de ser grandes consumidoras de alcohol (por ejemplo la actriz, modelo y cantante estadounidense Lindsay Lohan admitió ante las cámaras que sufría anorexia y adicción al alcohol). Al parecer, esto se difundió a través de las redes sociales y los foros (es muy frecuente el uso de foros entre las personas con anorexia y bulimia porque es una manera de compartir estrategias para no engordar, para vomitar sin que nadie se dé cuenta, etc.) y la idea de combinar el alcohol con la restricción de comida y/o los vómitos se propagó creándose así la ebriorexia o alcohorexia. Además muchas adolescentes ven en las actrices o en personas populares modelos a seguir, por lo que, es bastante fácil que ciertos hábitos se adquieran a través de los medios de comunicación como puede ser, internet o la televisión (puede verse en programas como True Life de la cadena MTV donde se cuenta cómo dos jóvenes reemplazan alimentos por alcohol como intento de mantener sus cuerpos delgados para así poder eliminar sus inseguridades).

Hablamos de ebriorexia como una patología de doble riesgo ya que combina el problema alimenticio (anorexia y en muchas ocasiones también bulimia) con la adicción (alcohol e incluso otras sustancias como la metanfetamina para inhibir el apetito).

Actualmente, afecta más a las mujeres (sobretodo menores de los treinta años de edad) que a los hombres. Los estudios no son fiables del todo (por el poco tiempo que tiene esta enfermedad), pero se estima una afectación de 400.000 personas en España.

Mantener la ebriorexia o alcohorexia en el tiempo provoca ansiedad, miedos (el principal miedo es subir de peso) problemas alimenticios, falta de concentración, falta de energía, deterioro neuronal, dificultades en la toma de decisiones, tendencia a comportarse de manera violenta y arriesgada, problemas gastro-intestinales, pérdida de cabello, alteraciones en la actividad de neurotransmisores, problemas dentales, intoxicación por etanol, hinchazón del rostro, aislamiento social, coma etílico, daños en órganos vitales, desmayos, enfermedades crónicas e incluso la muerte.

El tratamiento debe ser multidisciplinar, es decir, médico de cabecera, nutricionista y psicóloga trabajarán de manera conjunta para la recuperación del paciente.

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Relato brevemente un caso, con datos personales ficticios, pero basado en la realidad:

Hace un tiempo tuve en mi consulta en Murcia un caso: chica en edad adolescente (a la que llamaremos Julia) que inicia su obsesión por el peso debido a unos comentarios que recibió en el instituto: “Bajaba las escaleras del instituto cuando habían terminado las clases y un grupo de chicos empezó a insultarme diciendo que mientras bajaba las escaleras mi culo blando se movía mucho y que era una gorda de mierda. “ “Además no paraban de reírse y de ridiculizarme.”

Julia necesitaba controlar cada caloría que ingería, su objetivo era adelgazar y su obsesión le llevó a padecer una bulimia nerviosa. De ahí pasó a dejar de comer alimentos sólidos. Empezó entonces a alimentarse a base de alcohol. “El cuerpo no me pide comer, sólo me dice: ¡¡¡bebe, bebe, bebe…!!!” relataba Julia con lágrimas en los ojos.

Su vida se paralizó por completo. Julia se aisló socialmente y el alcohol y su obsesión por el peso la dominaron por completo. “He bebido para adelgazar y mi vida se ha destrozado sin apenas darme cuenta de ello. He perdido a todas mis amigas, me levo fatal con mis padres, toda mi familia se ha dado cuenta que estoy destrozando mi vida y me siento muy aislada. Parezco un perro solitario. No puedo controlarlo.”

Julia se sometió a una terapia donde eliminamos todas las creencias acerca de su imagen corporal y además pudo aprender técnicas para controlar los impulsos que le llevaban a beber en exceso y a dejar de comer. El trabajo fue duro pero por suerte ahora goza de una estabilidad emocional y de una vida normal.

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… Nunca llames gordo/a a una persona porque no sabes hasta dónde llegará para probar que estás equivocado.