Resiliencia: ser fuerte ante cualquier adversidad

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Hace unas semanas, charlando con una futura psicóloga de Murcia, salió en la conversación un término que últimamente está muy de moda: la resiliencia. ¿Y qué quiere decir esto?  Voy a explicarlo a través de este artículo.

Cuando una persona sufre una situación trágica, desagradable, difícil, etc. pasa un periodo de tiempo en el que precisa de una reflexión para pensar en lo sucedido. Es un momento en el que el individuo entra en un espacio mental donde se encuentran nuevas perspectivas, soluciones al problema, etc. Este ejercicio de introspección y de mirar un poco más dentro de nosotros mismos es necesario para iniciar la base de lo que llamamos resiliencia.

Aquellas personas que caen una y otra vez en el mismo problema o que no son capaces de salir del bloqueo son porque no han dedicado tiempo a entrar en ese espacio de reflexión y por lo tanto no llegan a erradicar sus problemas o a buscarles soluciones.

También señalar que, dejar pasar los problemas y “guardarlos en el baúl” es otra forma de no ser activo frente a las dificultades y por lo tanto no poner en marcha los mecanismos de resolución de problemas. Cuanto más ignoramos las cosas que hay que solucionar, más lejos estamos de nuestras necesidades internas y más cerca nos posicionamos de la frustración y la infelicidad.

La resiliencia es por lo tanto, la capacidad que tiene el ser humano para adaptarse  de una forma positiva a las situaciones adversas. Pero no es solamente ser capaz de salir airoso de una situación complicada sino, es ser capaz también de regular de forma eficaz nuestras emociones. Afortunadamente no es algo que dependa de nuestra genética; es algo que se desarrolla conforme la persona va creciendo y va madurando. No tenemos que pensar en superar algo traumático para determinar si somos o no resilientes. Dejar atrás un mal día por algo que haya sucedido que no tenga mucha relevancia y ser capaces de levantarnos con una sonrisa o estar de buen humor durante el día, es también ser resiliente.

Este término ha adquirido una gran importancia entre los psicólogos en estos últimos años, puesto que es cierto que, valorar la resiliencia de un paciente desde las primeras sesiones de la terapia, ayuda a entender mucho la visión e interpretación de los problemas que tenga y la velocidad para solucionarlos.

Hay muchas diferencias individuales que son las que hacen que, unas personas ante un mismo hecho salgan adelante ante un  problema y otras, se hundan. Lo que difiere en este caso, es la capacidad de afrontamiento que se desarrolle. Todos tenemos la posibilidad de buscar la forma de manejar las dificultades, pero tenemos que encontrar las ganas y la motivación diaria para querer solucionar todo aquello que se nos presente. Y… como decía el maestro Mahatma Gandhi: «Cuando hay una tormenta los pajaritos se esconden pero las águilas vuelan más alto».

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Aquí te dejo algunas indicaciones para potenciar la resiliencia:

  • Mantén un diálogo positivo en todo momento. Prohíbete hablar en negativo (miedo, reproches, dramatismo, fatalidad, impedimento, etc.) pues solamente te llevará a tener un bloqueo emocional.
  • Pon tu punto de mira en el futuro próximo. Busca una solución para el tiempo que está por venir. No te detengas en lo sucedido o en lo que forma parte del pasado, pues eso ya no tiene solución ni forma de poder ser modificado.
  • Mantén un buen plan de acción para actuar con fuerza y resolver el problema que tengas entre manos: piensa sobre lo sucedido, analízalo, desmenuza las ideas, acepta lo que haya ocurrido, decide una solución, actúa planeando cómo ejecutarla.
  • Aprende a usar el humor: trata de reírte de tus errores para que así tengamos más facilidad de aceptar ciertas cosas de uno mismo.
  • Sé flexible: tener una actitud abierta y una mente que genere un abanico extenso de posibilidades facilita la tarea de buscar una solución a los problemas y poder barajar así la mejor opción. A veces es necesario promover el cambio rompiendo con las creencias anteriores que tengamos con respecto a cualquier cosa y probar una alternativa distinta que nos proporcione bienestar (aunque eso implique cortar con algo que hayamos hecho de manera rutinaria).
  • Evita pensar que las crisis que pases en tu vida son insuperables: la mayor parte de problemas no son fijos en el tiempo.
  • Toma con fuerza las decisiones: toda determinación que se tome en la vida tiene sus pros y sus contras, y muchas veces decidir algo, implica esforzarse para posteriormente estar mejor y ser feliz.
  • Cuídate mucho a ti mismo, y desahógate con los demás cuando sea necesario: para ello, cuida mucho tu círculo social (amistades y familia).
  • Busca la motivación para el cambio: para poder lograr un esfuerzo y que se mantenga en el tiempo, necesitamos siempre de una meta que nos merezca la pena tanto como para luchar con la energía suficiente y el tiempo que sea preciso.
  • Hazte fuerte para así ser capaz de seguir adelante con tu vida con ilusión y que nada cambie los planes, objetivos y metas propuestos anteriormente.

«… nunca sabes lo fuerte que eres hasta que ser fuerte es la única opción… «

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Artículo escrito por: Raquel Sastre Psicóloga